Las rutas marítimas han enfrentado un agravamiento significativo de los desequilibrios comerciales desde antes de la pandemia. Esto se debe a que, en general, una de las direcciones en estas rutas siempre ha transportado más carga que la otra. El tramo con mayor flujo comercial se conoce como "head-haul" (de ida), mientras que el de menor carga es el "back-haul" (de vuelta).
Sea-Intelligence, una consultora especializada en transporte marítimo, ha analizado el uso de los buques en el tramo de vuelta desde la pandemia, revelando que el panorama ha empeorado considerablemente. Antes del COVID-19, la utilización de los barcos en el trayecto de regreso rondaba el 50%, pero en agosto de 2024 cayó por primera vez por debajo del 40%. Esto significa que, en promedio, menos de la mitad del espacio disponible en los buques de vuelta está siendo aprovechado.
El estudio realizó este análisis asumiendo que los barcos en el trayecto de ida están completamente llenos. En este sentido, la proporción de carga transportada de vuelta en relación con la de ida permite calcular la utilización del tramo de regreso. Si se toma en cuenta la distancia recorrida medida en TEUs/millas (unidades equivalentes a veinte pies), se observó que tanto en el trayecto de ida como en el de vuelta la utilización ha caído por debajo del 40% durante tres meses consecutivos, alcanzando un mínimo histórico del 36.6% en agosto de 2024.
Este desequilibrio se ha vuelto particularmente pronunciado en las cinco rutas marítimas más importantes en términos de volumen, lo que pone de manifiesto que la situación ha empeorado en comparación con los niveles previos a la pandemia.
Sea-Intelligence señala que esta situación podría llevar a que las rutas marítimas tengan que afrontar costos adicionales por el reposicionamiento de contenedores vacíos, o que los expedidores deban asumir tarifas de flete más altas debido a la menor cantidad de contenedores "rentables" en el trayecto de vuelta. La decisión de trasladar estos costos adicionales al tramo de ida o vuelta dependerá de la estrategia de cada naviera en la atención de sus mercados.
Este panorama plantea un reto considerable para la industria naviera en un escenario post-pandemia, donde los costos y la eficiencia son claves.
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